Rosa Sánchez de la Vega
Publicada

La periodista y escritora Mara Torres publica Recuérdame bailando (Planeta). Un libro escrito en primera persona, delicado y lleno de ternura, en el que hace un homenaje a su hermana Alicia, tratando de entender su suicidio, además de demostrarle su amor más allá del tiempo y la existencia.

El relato de Torres se cruza con el diario que la propia Aly escribió y días después de su muerte encontraron entre sus pertenencias. Una entrevista, sin duda, muy emotiva, donde Mara se abre también sabiendo que su hermana amaba vivir, pero no fue capaz de conseguirlo.

La psiquiatra y psicoterapeuta Anabel González: "Debajo de nuestras emociones siempre existe una necesidad"

El día que Ali se suicidó, pidió que lo celebráramos y brindásemos por ella. Tenía 33 años. "Recordadme bailando" decía la última frase de la carta que dejó escrita a los amigos. Había dos cartas más, una para la familia y otra para el chico con el que estaba saliendo desde hacía un año, y al que había pedido ayuda la noche anterior, en un mensaje.

¿Qué pasó el 16 de septiembre de 2013?

Ese día recibí una llamada, a las seis y media de la tarde, cuando estaba trabajando, de un amigo de Aly que me decía que tenía que ir a su casa, que mi hermana había tenido un accidente.

Supe que tenía que haber pasado algo muy grave, porque había nueve llamadas en mi móvil. Me dijo que mi hermana pequeña se había suicidado. A partir de ese día, nuestro mundo se parte en dos: el mundo antes de Alicia y el de después.

Adviertes que no es un libro sobre tu familia, ni sobre el suicidio. Es un libro sobre tratar de entender por qué.

Diría que es una novela real porque me he situado como autora. El lector tiene que encontrar una familia que vive una circunstancia como esta. Está contada desde el duelo que, a la vez, habla de un montón de temas: de los amigos, de la ausencia, de la reincorporación a la vida cotidiana.

Y luego es muy importante la aportación del libro de Alicia, porque lo que aparece como inexplicable para el lector, se convierte en algo que uno puede acabar entendiendo cuando lees lo que a ella le pasaba en la cabeza, que le impedía disfrutar de la vida.

Durante el tiempo que estuve escribiendo, siempre imaginé que no lo firmaría, que escribiría con seudónimo. Eso me dio un montón de libertad para escribir sin filtros.

"Cada familia lo vive de una manera, y está en el derecho a callarse" afirma la escritora. Cedida

¿Y en qué momento decide firmar?

Cuando termino de escribirlo, me doy cuenta de que, si no lo firmo, estoy participando en el silencio y en el tabú que acompaña el tema del suicidio y que hace que nos falte información tanto a la familia como a las personas que sufren. Estaba metiendo el problema debajo de la alfombra, cuando lo que quería era dar pistas a quien pueda estar viviendo lo mismo.

Hay una dualidad sobre la vida que tú crees que conoces de otra persona y sobre la que realmente es.

Conocíamos a mi hermana, pero claro, había una parte de ella que solo descubrimos cuando ya ha fallecido y leímos su libro. Es como si ella tuviera dos vidas: una, la que mostraba a los demás y otra, la que escribía sobre el dolor y el sufrimiento, la tristeza de lo que estaba padeciendo.

Para nosotros encontrar ese libro fue muy doloroso, porque era, por una parte, pensar en cómo no nos dimos cuenta, y por otra, ahí nos muestra el amor que siente por nosotros.

¿Hubo en algún momento un sentimiento de culpabilidad?

Cuando hay una noticia tan impactante como esta, lo primero que te preguntas es ¿Qué ha pasado? ¿Dónde estaba? ¿Por qué no nos dijo nada? y ¿Qué podía haber hecho? Pero en el libro de mi hermana deja muy claro que no hay culpas.

De hecho, todo el mundo que la conocía tiene palabras de agradecimiento. Confirma que no hay causa, ni circunstancia, sino algo que se va gestando en su mente desde hace mucho tiempo, y ella no encuentra las herramientas para enfrentarse a ello.

Ella misma se pregunta qué le está pasando. Habla de una neurona descontrolada, de un patito raro en medio de patitos blancos, de sentirse sin diagnosticar. Esa información nosotros no la teníamos. Es la pena que nos da, saber que si nos lo hubiera dicho, hubiéramos podido hacer algo.

Portada de 'Recuérdame bailando'.

¿A los 13 años tuvo un intento de suicidio?

Sí, y a nosotros nos pilló completamente desprevenidos. Estamos hablando de hace 30 años, nadie hablaba de salud mental, ni de depresión en ningún medio de comunicación. Esto quiero dejarlo muy claro porque creo que el médico que nos dijo que no pasaba nada y que había sido una llamada de atención, era porque no tenía herramientas. Entonces nosotros dijimos: 'Vale, pues no vamos a decir nada'. Creo que eso ha marcado nuestra relación.

El papel de los médicos, los terapeutas y los psiquiatras es importantísimo. De hecho, muchas de las cosas que yo sé ahora me las han enseñado ellos.

¿Decidís contarlo porque respetáis la decisión de tu hermana?

Cada familia lo vive de una manera, y está en el derecho a callarse, porque hay un estigma con respecto al suicidio. Nosotros decidimos contarlo, y somos la misma familia, nos ha pasado algo horrible y ojalá hubiéramos tenido herramientas e información. Una cosa que he aprendido durante este tiempo es que el suicidio se puede prevenir.

Cuando Aly era feliz, no escribía.

Sabía que estaba escribiendo un diario, Frente al espejo, porque ella me lo contó, y pensé que le vendría genial, pero en un momento dado, sobre una época de mi vida, ella me dice: "Piensa en tu felicidad", y yo no le digo: "¿Y la tuya, cómo va?". Y pienso que podría habérselo preguntado. Después me doy cuenta de que todo se magnifica, conversaciones que no tienen importancia pasan a adquirir una brutal.

Y nos tranquiliza mucho leer sus palabras porque vemos que solo nos quiso. Mi hermana hizo todo lo posible por quedarse, pero hay un momento en el que la mente puede con ella.

Mencionas en tu libro que "ojalá hubiera vivido muchos años más disimulando su sufrimiento para ahorrarnos el dolor de perderla".

Sí, porque pienso que nosotros hubiéramos sido más felices, pero ¿y ella? No lo sé. Aunque es verdad que si hubiera vivido más años podría haber recibido un tratamiento. Porque de un tiempo a esta parte, hay más información sobre la salud mental, que es importantísimo, porque quienes sufren depresión o un trastorno psicológico, se sienten muy solos.

Llegas a plantearte ponerte en su piel para entenderla.

El libro de mi hermana hace que lo inexplicable tenga cierta explicación, y me pregunto qué hubiera pasado si ella no hubiera dejado nada escrito, porque gracias a eso, pensamos que ella hizo lo posible por estar con nosotros. Y eso nos consuela, nos cobija. La pena que tenemos es que sentimos que no pudimos ayudarla.

¿Ella era consciente de lo que iba a ocurrir, por lo que estaba depositando cada vez que escribía?

Cuando empezó a escribir estaba feliz. Y luego fue entrelazando el dolor que iba sintiendo. Creo que al final, hasta en la escritura, es más fuerte que ella.

La psicóloga y autora Helen Flood: "Soy una de las pocas personas que tiene un doctorado en la vergüenza"

¿Qué pensasteis cuando apareció ese libro?

Pues primero me sorprendió que estuviera editado. Y luego nos gustó mucho leerla en su voz, porque era como si volviéramos a estar con ella. Y eso compensaba la tristeza profunda que sentimos viendo que ella sufría tanto. Tenía una imagen un poco distorsionada de sí misma.

¿Tu misión, además de haberle puesto voz a tu hermana, es tratar de ayudar?

Nos faltan herramientas y nos falta información. Pero las depresiones, los trastornos relacionados con la salud mental y los bajones brutales son pistas. Y hay que saber encontrarlas. Hay que tener empatía hacia las personas que lo sufren y tener claro que ellos quieren salvarse.

Escucha Autoras de palabra con Rosa en tu plataforma favorita: 

Spotify | Ivoox | Apple | Google Speaker |